UNA ENORME SONRISA ASOMÓ A SUS LABIOS

 

 

Una enorme sonrisa asomó a sus labios esa mañana de domingo. El negativismo que tanto perturbaba siempre a Eva desde hacía unos cuantos años se había esfumado aquel amanecer, cuando se dio cuenta extrañada, de que los recuerdos felices no solo formaban parte del pasado, si no que también podían formar parte del presente, e incluso inundar un futuro.

 

Despertó de nuevo a su lado, al lado del que había sido el hombre de su vida, y que poco a poco se había ido convirtiendo en un extraño. Pero pasado el tiempo a veces llegan a olvidarse los momentos malos y solo quedan las sonrisas felices y los recuerdos con olor a mar. Al mar que los había unido hacía ya muchos años, y al mar que ahora los despertaba con su rumor.

 

Las sonrisas son contagiosas, igual que los bostezos; si yo sonrío, no te queda más remedio que hacerlo a ti, y si te beso sonriendo, sientes como las cosquillas suben y bajan como cuando pronuncias muchas m seguidas.

 

Mmmm, dices mientras te bebes mi sonrisa con tus ojos color azul. Y creo que el tiempo no sólo ha conseguido que te vuelva a querer, sino que sea capaz de distinguir que es lo importante y que llega a ser lo superficial. Pero a veces las sonrisas sólo son sueños, de esperanzas de conseguir aquello que anhelamos y perseguimos todos los domingos por la mañana.

 

Una enorme sonrisa asomó a sus labios aquella mañana también de lunes, cuando comprendió las necesidades de su alma, cuando supo que un lunes no era sólo un camino hacia el trabajo; y se dio cuenta que ya no necesitaba lágrimas que le impedían progresar, sino risas contagiosas que iluminaran su cara desde todos los matices posibles.

 

Y sonrió, tanto si despertaba o no con el hombre de su vida, aunque supiera que estar enamorada era una sensación excepcional. Y sonrió, aunque el día fuese gris, y hubiera aún que esperar para ver de nuevo el sol.

 

Y una enorme sonrisa asomó a sus labios, porque sabía que el mar seguiría allí, el mar que los unió, el mismo que los separó, y el mismo que ahora inunda de sonrisas los momentos de su vida.

 

Una enorme sonrisa asomó a sus labios aquella mañana de martes, mientras esperaba la llegada del fin de semana que otorgaría aún más sonrisas, y mayores satisfacciones. Y consiguió sonreír toda el día, ya que el martes precedía al miércoles, otro día más cerca del mar, de nuestro mar.

 

El jueves despertó con la misma sonrisa, puesto que la emocionaba la cercanía del viernes, y al llegar a éste sonrió más aún, ya que el viaje hasta el fin de semana llegaba ya a su fin.

 

Las sonrisas son como las historias, a veces no tienen un porqué, a veces son como un instinto, un querer alcanzar cierta meta indeterminada sin saber nisiquiera cual será. Pero las historias, el camino, las semanas y la vida en general dejan un sabor más dulce que agrio si se afrontan con una sonrisa, por instinto, y cerca de nuestro mar.